Madre mía de los Ángeles, yo te conocía de antes, ya que me acercaba a tus besamanos (no a todos pero a la mayoría si) y te veía todos los Jueves Santos a verte salir por la calle Recaredo. Pero aunque ya te conocía de antes, cuando empecé a ir más a tu capilla, me cautivaste, y tu mirada me enamoraste es más, no hay día que piense en tí y cante o simplemente piense en tu plegaría, la que hoy día te cantamos cada día de Triduo y que yo afortunadamente llego uno de tus ciriales que te alumbra cada Jueves Santo y que con tanta ansia espero alumbrate una Semana Santa.
Aprovecho estas líneas Madre, para darte las gracias por acercarme a tu capilla todo los días que me sea posible, también por dejarme cojer tu cirial, el que te alumbra, aunque sea por unos dias, y sobre todo gracias por esos momentos tan grandiosos en los que en algunos estas presente como tenerte tan cerca en ese 8 de Diciembre o que estas dentro de mi corazón, cuando pienso en ti.
Por eso Madre de los Ángeles, felicidades por tu día.
